Cuando llegué a Salamanca el 6 de febrero de 2013, tenía un poco más de cuatro meses para saborear lo típico de la gastronomía española. No conocía nada de ésta salvo paella y chorizo. En los primeros días, íbamos a correr en la ciudad y una vez entramos en un bar y comimos churros con chocolate. Esta "bomba calórica" no es el único plato tradicional, pero puede alimentar la teoría siguiente: en España, la gente come dulce.
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